Bueno, hace un tiempo que no escribía… Puede ser porque estaba inmovilizado en mi cama pensando en todo lo que fue, lo que pudo ser y lo que ya no será jamás…
Me siento SOLO. He dejado de comer, cosa rara en mi. No me quiero mover de la cama, salvo para ir al baño o por un vaso de agua. Estoy totalmente irritable y cualquier cosa que se mueva me recuerda a él, lo que fue, lo que pudo ser y lo que ya no será jamás… triplique mi consumo de tabaco y no es raro ver que llego a la cama con algún brebaje alcohólico.
Es la etapa de depresión, el caldo de cabeza que nos tiene a todos pensando puras estupideces. Ya entendiste que la cosa no va más, y empiezas a sacar tus conclusiones. Vuelven las culpas, vuelven los «por qué?». Ya no odias, te lastimas. Ya no negocias, aceptas. Ya no tienes ganas de arrastrarte hacia él, sino que ya pasa por indiferencia… los sentimientos están más dirigidos al extrañar estar con alguien que al estar con ese alguien.
Frecuentes son las escenas tipo «Que pena tu vida» o «Soltera otra vez». Que levante la mano – y se lleva premio – el que no se arranó junto a su celular viendo las fotos juntos, se tiró a ver una película romántica con una fuente llena de helado a llorar a ‘moco tendido’ y habló horas con su mejor amigo para que lo consuele…
Bueno, este es un proceso necesario. Cuando ya pasa, te das cuenta el tiempo perdido y, tarde o temprano, te reirás,
Mi proceso de depresión se asemeja, precisamente, a este extracto de «Que Pena Tu Vida». Nos vemos en la próxima!