primera vez

Darse una oportunidad… y fallar en el intento.

Anteriormente comenté que he evitado este tema centenares de veces. Y si algo tenía claro en mi vida, es que los temas sentimentales y de pareja estarían vetados hasta pasado los treinta, cuando tuviera la independencia adecuada para tomar mis propias decisiones.

Pero llamémosle destino, azar, o simple coincidencia, conocí a alguien en condiciones muy raras. Un par de miradas, un flechazo, y al día, un mensaje en facebook. He conocido gente a través de redes sociales y, la verdad, han sido varias decepciones, así que quise salir rápido de dudas y quedamos de juntarnos al día siguiente.

Fue una química inmediata. Nos conocimos contándonos lo peor de cada uno de nosotros, de nuestros historiales, mañas y trancas. Él sabía que yo era un inexperto en el área… Me conocía por un amigo en común y cuando me vio, quiso conocerme. Por mi parte, es el ideal que buscaba. Un hombre un poco mayor que yo, con apariencia masculina, con la vida hecha, decisiones claras. Ninguno de los dos quería tener una relación y lo teníamos claro.

Fueron semanas muy intensas. Casualidades de la vida hicieron que nos viéramos todos los días. Debo decir que fueron mis primeras experiencias sexuales con todo, y hizo que fuera una buena experiencia en todo sentido. Nos llevábamos muy bien. Tiene un carácter complicado, pero lo entendía. Poco a poco, éstos seres insensibles se fueron involucrando cada vez más. Me pidió pololeo (noviazgo) a las tres semanas, situación a la que escapé. Y es que pensar en compartir parte de tu vida con alguien, parte de tu tiempo, querer ser libre y transparente… ¡Tener que replantearte todo! Pensar que efectivamente alguien puede quererte, sin caer en el concepto de gays locas que andan sueltas por la vida… decidir que este es el tipo de relación que quieres para tu vida y disfrutarlo…. Me dio un poco de miedo, dije que no.

Seguimos saliendo… o más bien compartiendo nuestros días… a las semanas me lo pidió de nuevo y acepté. Considerar a una persona que ha tenido muchas experiencias y que te mire con cara de amor y que te diga que no puede vivir sin ti me hizo dejar atrás los miedos. De ahí, todo mal.

Tuve un mal día y discutimos. Me pidió un tiempo para pensar, además que sabía que el no estaba pasando un buen momento ni familiar ni laboral, así que esperé. Y me sorprendió en algunas ocasiones con sorpresas que jamás esperé de nadie. El tiempo que pasamos lejos, cuando cumplíamos dos meses de conocernos, hizo que me diera cuenta que me estaba enamorando como un quinceañero. Y sufrí bastante.

Nos reencontramos. Ahí me dio el corte definitivo… «no eres tu, soy yo». Excusa típica, obvio, pero sabiendo que él mandaba a la mierda a sus ex, me dejó un poco afectado. Me dejó por que no quería tener una relación, no quería control, no quería enamorarse. Es un hombre de carácter frío para esas cosas. Yo llegué a calmar su vida y era, claramente, lo que no quería. Lo peor? Dejó la puerta abierta. «Sé que vamos a volver en un futuro». Me dejó una sensación de «Cuando quiera algo estable, te llamo y conversamos»:

Debo decir que ésto que pasó rápido me afectó rápido también. El «ciclo del duelo» (que comentaré, con detalle, en otra entrada) fue intenso. Días en cama, pensando en cada segundo en él… sintiéndose de lo peor. Pensé en volver atrás y seguir con la decisión de cerrar las puertas a éste tema, y no seguir más. Me vi sólo, encerrado en un departamento sin salir con nadie.

Pero el tiempo me ha dado un poco de razón. No lo odio, hemos hablado y tratamos de hacer las cosas bien. Me dejó claro que no volveremos, pero no quiero tener mala relación con el que fue mi primer novio. Más que mal, nos volveremos a ver en cualquier lugar y no soporto las caras de odio de la gente.

¿Arrepentirse? Lo pensé. Pero no, en lo absoluto. Fuera del resultado, estoy agradecido de lo que viví, aprendí y me di la posibilidad de ser feliz siendo quien soy. Fueron uno de los mejores meses de mi vida… y espero repetirlo pronto, con alguien mejor.